30 mayo 2007

La primera nevada del año... desde el cerro Tres Picos (Imágenes tomadas por Piti Olague)








Imágenes tomadas este martes 29 de mayo. La primera nevada del año, y el fotógrafo Piti Olague escaló el cerro Tres Picos para obtener estos registros increíbles (Y cederlos gentilmente a este espacio). Más testimonios en su blog Capturando Luces.

26 mayo 2007

Ayer (Enviada, desde Puerto Rico, por Darío Lemos)


Año 1995. Precisamente, promoción 1995 del Instituto Fortín Pavón de Saldungaray. En la imagen, amigos de Saldungaray y Sierra de la Ventana. De izquierda a derecha: Pablo Martin, Gerardo "Tiyo" Rohlman, Darío Lemos y Walter "Pollo" Irigoyen. Sentado: Gastón "Tonga" Waiman.

Hoy (Enviada, desde Puerto Rico, por Darío Lemos)


12 años después, parte del equipo de "salvajes" de la imagen anterior. Abril de 2007. Darío Lemos, Pablo Martin, y Walter "Pollo" Irigoyen.

Movilidad serrana... (Idea y dibujos de Tulio Josedamiano)


Haciendo cumbre... (Enviada por Ezequiel Valles)


20 mayo 2007

En las Paredes Rosas...


Piti Olague en las Paredes Rosas (y con el cerro Tres Picos de fondo); un sitio que él define como "muy popular entre escaladores de toda la Argentina, e incluso, aunque en menor medida, del mundo entero".

El texto y la imagen fueron cedidos muy gentilmente por Piti Olague, y aparecen publicados en su blog Capturando Luces.

19 mayo 2007

Desde la ruta... (Imagen tomada por Ezequiel Rugiero, de Monte Grande)


Desafío a la tormenta. Ruta 72. Agua y pavimento. Gentileza de Ezequiel Rugiero.

Sierra de la Ventana, fragmentos... (Enviado, desde Quilmes, por Amadeo Serafini)

Atrapar el cielo.

Como si las golondrinas no supieran hacia donde dirigirse, a que viento permitirle una caricia que recuerde tierras prósperas y cálidas. Cada amanecer es un rocío que apaciblemente se retira, piadoso, ante un sol soberano y dominante que, despacio cual murmullo de las hojas, anuncia su voluntad en tanto colma de caricias la cumbre de los cerros. Esos cerros antiguos, redondeados; testigos de luchas y silencios, de hombres y animales batallando por ese mandamiento eterno llamado permanecer.

Aspirar el fresco perfume de la mañana, sentir la hierba húmeda y el suave agitar de las madreselvas; apreciar como la vida misma abre sus ojos y se dispone a caminar nuevamente por senderos ya conocidos.

El misterio de cada maravilla se alimenta de esa rutina apacible, de palabras comunes, de paisajes ya fijos en la memoria del curioso observador. El encanto de alimentar el alma con imágenes que uno ya considera como propias; esas rocas y esos bosques que siempre estarán ahí. Porque cada árbol es uno mismo, porque cada cueva es un refugio y porque en ese ciervo, en esa liebre que atraviesa velozmente la ruta, se esconde esa parte de nosotros que nació salvaje y leal, como el paisaje que nos dio su cobijo durante la niñez.

Crudo y frío invierno, de nevadas suaves y chimeneas voraces. De nogales desnudos, castañas, y bellotas ruidosas y eternamente opacas. Cada casa es fuego; el calor de reunirse bajo una misma llama simplemente a compartir el tiempo. Nada más sabio y valioso. Primavera verde y florida, de abejas danzantes y pájaros carpinteros laboriosos.

Sueño que despierta, benévolo en fragancias de aromo y romero, para liberar a los ondulados cabellos del viento, y dejar que las luciérnagas celebren su inocente y luminosa procesión amparadas en la complicidad que les regala un rabioso aire embelesado. Fácil es hallar un nuevo lugar desde el cual apreciar la claridad del río; siempre ágil, siempre tentador.

Aún se puede atrapar el cielo. Sólo basta con no olvidarnos de la tierra y el viento, de la noble pelea entre el sol y el rocío. Sólo basta con recordar... que siempre seremos golondrinas enamoradas de esos viejos cerros.

17 mayo 2007

Salvaje... (Imagen tomada por Pablo Damonte)


Postal de otro mundo. Testimonio de un visitante de Sierra de la Ventana. La toma: gentileza del fotógrafo Pablo Damonte, radicado en Galicia, España.

Pescadores exitosos...


El "Turco" Schumacher y "Lelo" Beli. Imagen gentileza de Leonardo Beli.

13 mayo 2007

El Dique (Enviada por Carolina Scarfi)


Un símbolo de Sierra de la Ventana (¿quién -serrano o turista- no se bañó alguna vez en El Dique?). Sobreviviente a una y mil crecidas del salvaje río Sauce Grande.

La vía infinita... (imagen tomada por Rubén Pinella, de Tres Arroyos)

Los rieles. La curva. Blanco y negro para despojar al paisaje de cualquier atisbo de tiempo. Gentileza del fotógrafo y periodista Rubén Pinella, de Tres Arroyos.

06 mayo 2007

El cerro Ventana... de blanco (Enviada, desde Villa Ventana, por Daniel Devila Daly)


Altivo y eterno. El célebre hueco de la Ventana corona el macizo cubierto de nieve.

Lagarto vence a rana (imagen tomada por Leonardo Beli)


Una postal de la fauna serrana. Salvaje y real: todo en el mismo instante. Gentileza de Leonardo "Lelo" Beli.

02 mayo 2007

Los primeros 1.000 (Por Patricio Eleisegui)

Hace muy pocos días hablaba con mi amigo y colega Luis Lozano sobre el vertiginoso ritmo de visitas que había tomado este blog. Y fue imposible no remontarme a aquel 9 de octubre de 2006 en el que comenzó esta historia.

En ese momento, todo fue hacer caso a un deseo que, aunque llegó de repente, llevaba conmigo desde hacía bastante tiempo: devolverle a Sierra de la Ventana un poco de todo lo maravilloso que el pueblo me había dado durante mi infancia y gran parte de la adolescencia.

La mejor forma –considere en esa instancia– era crear un espacio en común para todos aquellos que como yo llevan sobre sus espaldas la marca de haber vivido en un lugar increíble.

Casi sin pensarlo, empecé a contactarme con personas que compartían el mismo deseo latente. Y la respuesta, para mi sorpresa, fue inmediata. Comenzó con mi mujer, mi madre, mis hermanos, los amigos más cercanos: todos coincidieron en que la idea era buena. Y que había que aportar el famoso granito de “roca y madera” para que la intención tomara cuerpo y vida.

Llegaron las primeras fotos. Las anécdotas. El aliento de los que se la tienen jurada al olvido... Los personajes que dan realidad a un espacio que ya es mucho más que un mero homenaje a un paisaje, sin dudas, fantástico.

Se sumaron más amigos. Desconocidos con palabras en un mismo idioma para una historia en común... Creció el caudal de fotos y textos: la propuesta empezó a ser de todos.

Poco a poco, http://sierra-de-la-ventana.blogspot.com/ fue un lugar habitable para los recuerdos, los pensamientos en común y la posibilidad de volver a un sitio jamás abandonado.

Fue un lugar propicio para la nostalgia, pero siempre desde una perspectiva positiva. Ríos de roca y madera adoptó el rostro de lo que había pensado en un principio: un blog que devuelve etapas y sonrisas, pero siempre desde una certeza: la felicidad que muchos vivimos en el presente no es más que una continuidad de todo lo valioso presenciado en el pasado.

Ríos de roca y madera es el testimonio de ese no haberse ido nunca. La evocación de mi amigo Luis al Gordo Troilo en su aporte al blog; ese “dicen que me fui de mi barrio. Pero cuándo, cuándo, si siempre estoy volviendo” fue tan cierto... tan justo.

Tan premonitorio de una evocación que siempre es nueva...

Como ya dije, hoy cumplimos las 1.000 visitas. Y estoy seguro de que este es sólo el comienzo de una apuesta que, libre, llegará adónde la lleven aquellos que, desde hace ya bastante tiempo, confiaron en que esta idea-deseo tiene una preciosa razón de ser.

Y que bien vale la pena confiar en todo esto.

A menos de un año de iniciado este sendero, no puedo más que agradecerles. A ustedes. A los de siempre y a los nuevos. Por hacer tan grande algo que una vez sólo fue una tímida –aunque persistente– ilusión.

Por compartir el mismo camino. Gracias.


Patricio Eleisegui



Y aquí va mi aporte. Una foto del 2006, tomada en Carhué, provincia de Buenos Aires; lugar en el que ahora reside mi madre, una “serrana” de alma. De izquierda a derecha: mi mamá, Marta Eleisegui, mi mujer, Carla Serafini, y yo, Patricio Eleisegui.





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