30 marzo 2008

Lugares encantados de la Argentina: Villa Ventana (Artículo del diario Clarín)

Estimados, comparto con ustedes una nota sobre Villa Ventana que salió publicada en el diario Clarín de hoy domingo.


Villa Ventana / Pcia. de Buenos aires

Una pintoresca aldea de Sierra de la Ventana, con arroyos, casas de madera, jardines y arboladas calles en galería.

Plantada cara a cara ante el epicentro de los pliegues y aldeas de la Comarca Turística Sierra de la Ventana, Villa Ventana es el mirador privilegiado, el eslabón mejor acomodado a los pies del cerro Ventana.

La discreta urbanización es punto de partida de turistas que orientan sus pasos hacia el agujero natural de 5 m de ancho, 8 m de alto y 10 m de profundidad, perforado por la erosión del viento y el agua a 1.134 m de altura.

Pero Villa Ventana consigue repartir el interés con sus calles enripiadas, desniveladas por el macizo aquietado hace 260 millones de años. A falta de ruidos molestos, el trino de los pájaros corteja el paso de autos y peatones. En la Oficina de Turismo, el plano que entrega Lorena Manieri -nieta de Salvador Salerno, fundador de la Villa en 1947- precisa la variedad de aves que cargan el ambiente de melodías: para unir los extremos norte y sur de la traza -desde la calle Benteveo hasta Golondrina-, hay que atravesar Paloma, Piquito de oro, Gorrión, Chingolo, Martín pescador, Tacuarita, Churrinche, Cabecita negra y otros diez senderos techados por los árboles que dan cuenta de la profusión de pájaros.


Aquí, los casi 900 pobladores, los turistas y los pájaros se mueven con pereza, quizás subyugados por los jardines que colorean las casas de troncos y arrullados por los otros sonidos detectables bajo el collar de cerros, los que despiden el viento -habituado a hacerse notar como una tímida brisa- y los arroyos abrazados a las piedras de sus lechos.

Uno de esos viboreantes hilos de agua cristalina, el arroyo Belisario, rumbea hacia los despojos del imponente Club Hotel, un lujoso imán para los aristócratas, que prestó servicio para hospedarse y jugar fuerte en el casino entre 1911 y 1917. Con el freno a las salas de juegos en todo el país, el gigante de 6 mil m cuadrados con canchas de tenis y golf, capilla y tren de trocha angosta entró en una pendiente irreversible. Reabrió en 1944 para cobijar a 350 marinos del acorazado alemán Graf Spee y volvió a hundirse en el abandono en 1946, hasta que un incendio lo redujo a escombros y cenizas en 1983.

A mitad de camino hacia ese icono silenciado, en Casa de Muñecas -uno de los 12 talleres artesanales de Villa Ventana-, Jorge Bottaro y Silvia Díaz inducen a compartir sus momentos de gloria: "Nos hacen felices las caras de los chicos frente a nuestras muñecas de cerámica y la panorámica despejada de los cerros Napostá, Tres Picos y Ventana". Mientras dejan fluir la emoción, el collar serrano está ahí, amplio y seductor, delicadamente envuelto en pastizal pampeano.

A 100 kilómetros de Bahía Blanca.


La población es de 900 personas.




Nota: la imagen que ilustra este post corresponde a la Fuente del Bautismo ubicada en Villa Ventana, y fue tomada por el amigo Leonardo "Lelo" Beli. La foto aparece publicada originalmente en su sitio web Fuentedelbautismo.com.

24 marzo 2008

"Qué será de la vida de..." (Parte I) (Enviado, desde Puerto Rico, por Darío Lemos)

Ya pasaron 13 años desde que egresé del Fortín Pavón…
Cuánto tiempo… Casi no volví después de eso. Quizás unas 4 o 5 veces nomás.

De la mayoría de mis compañeros, amigos, hermanos, de aquellos tiempos, tengo noticias, no tan seguido como quisiera pero siempre alguien le dijo a fulano que sultano estaba haciendo esto o aquello, que se casó con este/a o que se fue a vivir a qué sé yo dónde…

Pero hay otros que parecen arrastrados por la corriente, amigos que tuvimos en algún tiempo y por el azar de la vida hemos perdido todo contacto con ellos. Por ahí va una lista de esa gente, a ver si alguien sabe algo de ellos.


Personajes ilustres de un tiempo perdido:

Eduardo (el negro): Trabajaba en “La Esquina”, cuando la esquina era mas bien un copado pub para escuchar buena música y tomar algo. El loco tenía el pelo hasta la cintura, envidia de muchos.

Casimiro: Operador de la radio de Botto. Más tarde me enteré que era bombero.

Iván Urich: Tremendo. Un amigo de esos. También operador de la FM Ventana. Un día dijo que se mudaban para Córdoba creo. Y nunca más supimos de él o su flia.


Ahora los de Saldunga:

El Titi: Personaje que de esos que no pueden faltar en ningún pueblo. Hacía de todo, desde caddy en el golf, hasta de peón de campo.

El negro Correa: Miguel Correa. No tengo muchos datos para dar de él. Tenía un hermano que si mal no recuerdo sufría de epilepsia, más de una vez nos dio un susto mientras hacíamos dedo para ir a Sierra.

El Garra Montibeller: Otro personaje. Grande el tipo… pero así de bueno. Si mal no recuerdo laburaba en una panadería en Sierra. Tenía un hermano al que apodaban “El Kinco”.

Y por ultimo… pero no menos importante

Carlos Granito: El profe de Educación Física y árbitro de los partidos de fútbol que se armaban por la mañana en el Fortín Pavón… por lo menos para el año 1993, 94 y 95 si mal no recuerdo.

Me acuerdo que la primera clase de E.F. el tipo parecía un sargento (hdp) pero se hacia, resulto un tipazo, un amigo. Me llevó de Delegado a esos juegos de voley que se hacían por ahí. Y safé de un par de horas de clase…

Era de Suárez, igual que el Cuervo Cleppe si no me equivoco...

Lectores, amigos de Roca y Madera si alguien sabe de alguno de esos personajes que dejaron su huella por nuestros lares háganlo saber. De igual manera si quieren saber de algún amigo de aquellos tiempos… escriban.


Desde Puerto Rico.

Darío A. Lemos

06 marzo 2008

Curva del Sauce... (Imagen tomada por Francisco Drisaldi, de Médanos)

Codo del río Sauce Grande. A lo lejos, altiva, la luna se asoma entre los hombros del cerro...

Este andar sereno de aguas y árboles guardianes es obra y gentileza de Francisco Drisaldi.

Primo y ahijada (Enviada por Patricio Yoice, desde Trenque Lauquen)

El cartel ineludible. La estación de tren que conmueve a través de miles de historias de arribos y partidas. Mi primo Patricio Yoice, y su hija, Delfina, no dejaron pasar la oportunidad de posar la vista en las inmortales sierras.

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