20 junio 2009

De cómo Eurnekian pasó a controlar el Hotel Provincial de Sierra de la Ventana (Por Patricio Eleisegui)



La historia comienza como de costumbre: un funcionario como cualquier otro, en situación de campaña electoral, se lanza a socorrer a un determinado emprendimiento en problemas. Se acerca al lugar –o manda a un grupo de emisarios–, escucha a los potenciales afectados, y comienza a ensayar una serie de medidas que podrían beneficiar a todo el mundo. Incluido a él, claro.

En este caso en particular, y como el problema era estatal, entonces había que privatizar. Sobre todo en esta época, en que la injerencia del Estado en la actividad económica vuelve a ser criticada. La medida, entonces, vuelve a desnudar aquello de las estatizaciones “estratégicas”. Hay desembolsos para Aerolíneas Argentinas. Sí. Pero no para mejorar el funcionamiento de los tradicionales hoteles provinciales bonaerenses.

Se arma una licitación. Se presentan un par de compañías, grupos o empresarios con aspiraciones. Emerge alguien. Fin. Pero hay momentos en los que ese ganador no es el que todos creen. O al menos esa victoria no queda tan clara como parece.

Pasó este viernes, en Sierra de la Ventana. En plena campaña, el gobernador bonaerense Daniel Scioli se dio ayer una vuelta por la localidad para entregar las llaves del Hotel Provincial a sus nuevos concesionarios.

La confusión tuvo lugar a partir del nombre de los nuevos controlantes del emprendimiento. Para los medios de Sierra de la Ventana, quien se hará cargo de la explotación del edificio donde desde hace años funciona el casino es una tal Paolonni, de capitales italianos.

En tanto, para la Subsecretaría de Medios de la provincia de Buenos Aires la empresa concesionaria es Paoletti. ¿Por cuánto tiempo ostentará el control del Hotel Provincial? La concesión es por un lapso por demás de extenso: 50 años. Y Paoletti no pagará cánon alguno durante 10 años.

Según los medios serranos que cubrieron el acto que encabezó Scioli, los nuevos administradores invertirán cerca de 3 millones de dólares para levantar otro edificio destinado a albergar al casino.

El portal Noticias Tornquist, por ejemplo, mencionó a Luigi Tassi como el ejecutivo que se quedó con la llave del Provincial. Pero el sitio insistió con que la concesionaria es “Paolonni” y hasta brindó un perfil comercial de la compañía.

“Paolonni es poseedora de empresas de recolección de residuos en Europa, plantas de tratamiento, empresas constructoras, 4 hoteles en Italia, 2 en Buenos Aires y 1 en Asunción del Paraguay”, señala la fuente.

Hasta ahí, la poca claridad parecía ajustarse a la verdadera identidad de la concesionaria. Pero Ríos de Roca y Madera comenzó poco a poco a indagar respecto de las actividades de Paolonni y no pudo dar con ninguna compañía que, bajo ese nombre, controle o haya desarrollado hoteles en al menos tres países. O empresas de recolección de residuos y constructoras en Europa.

Trunca esa opción, este periodista probó suerte con Luigi Tassi. Y, para su sorpresa, dio con un resumen de estados contables publicado en Internet en el que la persona en cuestión aparece ocupando el cargo de “vice-presidente en ejercicio de la presidencia” de una compañía en particular: Paoletti América SA. La que menciona la Subsecretaría de Medios provincial. O sea, de “Paolonni” ni noticias.

Ya sobre la pista de Paoletti América SA las dudas comenzaron a disiparse. De vuelta en la red, la firma aparece mencionada en los estados contables presentados por Aeropuertos Argentina 2000 –gigante comercial que hoy controla 33 aeropuertos en el país– el 30 de junio de 2004.

Puede apreciarse aquí (click sobre la imagen para agrandar):

En ese apartado del extenso informe Paoletti América SA aparece controlada en un 50% por Aeropuertos Argentina 2000. Y define a la actividad de la firma como dedicada a la “explotación de tareas de control de plagas, mantenimiento de plantas de residuos cloacales...”.

Como puede leerse en la captura de imagen del documento en cuestión, el desempeño de la empresa en el ámbito de la hotelería no aparece en ningún punto.

Pero la estructura y el comportamiento interno de Paoletti se revelan aún más en otro balance de Aeropuertos Argentina 2000. Basta ver la imagen que sigue a continuación (click para agrandar):


Textual: “Por otro lado, si bien la Sociedad participa en el 50% del capital y votos de Paoletti América SA, por acuerdos firmados entre los accionistas, AA2000 tiene a cargo su administración y la facultad de designar al Presidente del Directorio, quien por estatuto social tiene doble voto en caso de empate en las decisiones”.

Por ende, y ya en el ámbito de la práctica, el control de Paoletti es ejercido por Aeropuertos Argentina 2000. Aunque esta última es dirigida por Ernesto Gutiérrez, presenta una composición accionaria controlada en un 89% por Grupo Corporación América.

¿Y quién es el titular de esta empresa? Eduardo Eurnekian, conocido por haber sido dueño de Cablevisión y América TV, y que hoy cuenta con participación en empresas de biocombustibles, constructoras (pretende poner en marcha el tren trasandino), vitivinícolas, y peajes, entre otras.

A este combo, el empresario de origen armenio ahora le ha adicionado, casi en silencio, otra gema: el Hotel Provincial de Sierra de la Ventana. Un emblema del pueblo. Y el cambio de manos ha pasado como todo últimamente: entre aplausos pero a las apuradas. Con nombres confusos. Y cifras que aseguran muy poco.



Nadie sabe cómo operará el Provincial cuando la turbulencia de las urnas haya pasado. Tampoco, cuáles son los planes de la nueva administración más allá de incentivar la caja fácil que genera todo casino.

Nadie se pronunció sobre la historia de ese hotel. Por qué es tan importante mantenerlo en funcionamiento más allá del trillado “compromiso con el turismo” que el gobernador bonaerense desenfunda en toda ocasión. Lo concreto es que el viernes tanto a Scioli como al Intendente de Tornquist, Gustavo Trankels, y también al apoderado Luigi Tassi, se los vio muy contentos. Tal vez demasiado.


Patricio Eleisegui
patricio.eleisegui@gmail.com
© Ríos de Roca y Madera



17 junio 2009

Yaka (Por Patricio Eleisegui)



Vi que se preparaba para bajarme y ahí nomás decidí enganchar para adentro con la zurda. Todo en velocidad. Vértice derecho del área grande. El Yaka, en su rol de Enrique Hrabina serrano, me salió con las dos piernas para adelante pero yo estuve más rápido. Y lo gambeteé un segundo antes. Seguí con la pelota y él se hizo invisible en medio de una nube de tierra.

No recuerdo cómo terminó la jugada. Probablemente la tiré afuera. Pero lo cierto es que el Yaka fue cómplice en el que fue –sospecho– el mejor dribbling de mi historia. Una historia breve, claro, pero significativa. Como la de muchos.

¿De dónde venía lo de Yaka? Más claro echarle agua: de la serie de televisión Shaka Zulu. Esa que en los 80 copaba la pantalla del bahiense Canal 9 Telenueva. La historia del jefe tribal africano que a principios del siglo XIX pusiera contra las cuerdas a los británicos. Nuestro Yaka era el negro con el que nadie quería pelearse. Serio. Duro. Fortachón. Para el fútbol... áspero como pata de langosta, diría un amigo.

A la par de esos músculos que el Yaka entrenaba a base de pesas caseras, armadas con fierros desbalanceados, palos de escobillón, y ejercicios sacados de una revista o del comentario de un conocido, el tipo desarrollaba un sentido de la nobleza que lo volvía uno de los amigos más valiosos. De los personajes más queribles del pueblo. Así como resaltaba por lo serio, también lo hacía (y seguro lo hace todavía) por su carcajada.

Pero no todo era mérito del Yaka. Eso lo supimos con el tiempo. La clave estaba en esa casa allá arriba, en San Bernardo. En ese pedazo del barrio donde la calle se hace sierra y el viento es un látigo que castiga sin descanso. En verano y en invierno. Lo de buen tipo le venía de sus viejos. De Delia, madraza y laburante incansable. De Roberto, paisano recio de la estancia Esmeralda y peronista de esos que toman la palabra en los asados para desatar la más encendida de las discusiones.

El Yaka aprendió. Y nosotros, los que compartimos con él desde los recreos en la Escuela Nº6 hasta los picados en la cancha de Villa La Arcadia y las tiradas de cabeza en el dique, también aprendimos con él. Por eso estas líneas. La gambeta que sigue siendo genial en el tiempo. El Yaka destapando una Quilmes con los dientes en vez de usar el culo del encendedor...

Hoy, 17 de junio de 2009, un periodista amigo me comenta que “acaban de avisar que murió el viejo Maidana, papá del Yaka”. Roberto. El gaucho flaco de la barba candado. De ahí el recuerdo. Como una forma de estar cerca de aquellos a los que uno les debe tanto. Superar las distancias para que llegue el abrazo. El pésame.

Porque en ésta, en la complicada, volvemos a estar todos. Porque con la muerte de uno de los tuyos, Yaka querido, también se muere uno de los míos. Uno de todos. Parte de la mejor historia. Parte de Sierra de la Ventana...

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