26 noviembre 2007

Filmación de "El Frasco"... (Imágenes enviadas por Leonardo Beli y Carolina Scarfi)


Hace muy pocos días, Darío Grandinetti visitó Sierra de la Ventana con motivo de la filmación de la película "El Frasco", de Alberto Lecchi.

Nótese como el cartel de la estación de trenes de Sierra aparece cubierto con la inscripción "Saldungaray" por cuestiones claramente cinematográficas.


Aquí, Grandinetti en el hotel Belvedere... Y luego pasando frente a la carnicería de la familia Martínez, sobre la avenida Roca.

Grandinetti no estuvo solo en la Comarca. Muy por el contrario, fue secundado por Leticia Brédice y Martín Piroyansky.

Estas imágenes son gentileza del gran Leonardo "Lelo" Beli, quien las acercó a este espacio previa cortesía de Carolina Scarfi.

Lavandas... (Imagen tomada por María Laura, de Buenos Aires)

"En esta estancia cultivan lavandas... era primavera...", comenta María Laura, la autora de esta fotografía, en su espacio web. Y sus palabras son testimonios suaves de perfume. De tonalidades que visten de renacer a las sierras...

Seguramente María Laura se refiere a El Pantanoso, establecimiento ubicado a 20 kilómetros de Sierra de la Ventana en el que, además de lavanda, se cultivan hierbas aromáticas como el romero o el tomillo.

17 noviembre 2007

El Ercoupe... (Enviado por Marina Martínez)


Dicen que pasaron varios años... ¿Cuántos? Demasiados. Y no tantos. El avión fue tomando forma y color al abrigo de un galpón ávido de hélices en marcha y pilotos curiosos del cielo serrano. Silencioso, el Ercoupe dormitaba cual cimarrón sin jinete. Y abrazaba un sueño ajeno bajo el techo del Aero Club Saldungaray.

Ese sueño era de muchos. Tantos como toda una familia. Piloteada por Beto. Comandada por Marta. Y el anhelo era que ese Ercoupe se perdiera entre las nubes de una vez, como bien lo cuenta Marina, con un dejo de emoción que puedo dibujar a la distancia: “Yo lo acompañaba pero todos lo hacíamos, y pensábamos por dentro ‘¿podrá volar algún día?’”.

Y un día, quitándose esa espera de años como si fuera una ropa que ya le quedaba chica, un abrojo molesto en un pulóver nuevo, Beto dijo “estamos listos”. Alguien asintió con la cabeza y disimulo el nudo orgulloso en la garganta. Los Martínez estaban listos.

“Vamos a ‘Saldunga’, hay que probarlo...”.

Fueron todos. Beto y Marta carretearon el sueño de toda una familia. Mientras los ojos de un pueblo testigo de ilusiones en el aire apenas podía adivinar los nervios de Marina. Pero ahí va el Ercoupe de los Martínez. Con ganas de estirar las alas luego de un letargo prolongado...

“Cada fin de semana, cuando el bolsillo lo permite, compramos unos litros del ansiado combustible. Y salimos por el aire”, comenta Marina, con la tranquilidad que dan los deseos cumplidos. Y luego, casi como distraída, me dicta estas preciosas líneas... me hace parte de ese primer vuelo...


Mirada... (Imagen tomada por José Natalini)

Entramado de río y árboles, que se desdibuja desde la cumbre. La fotografía es obra y gentileza de José Natalini.

11 noviembre 2007

Don Gil Quinto Malaspina...

En una de mis acostumbradas travesías por la web, y mientras me ponía a tono con las últimas novedades periodísticas del pueblo, me topé con un artículo de La Nueva Provincia muy interesante sobre Sierra de la Ventana.

La nota, bastante escueta para variar, daba cuenta de la nueva señalización de la avenida Julio Argentino Roca, que acaba de ser rebautizada con el nombre de Gil Quinto Malaspina.

Más allá de la alegría por suprimir toda referencia a Roca, genocida comprobado, (todavía me parece increíble que existan calles con su nombre y se lo siga señalando como un héroe por haber masacrado a miles de indígenas) me parecieron dignos del aplauso los argumentos por los cuales la mencionada avenida pasó a tener otro nombre.

“La imposición del nombre de Gil Quinto Malaspina a la avenida responde -según la ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante de Tornquist- ‘a la necesidad de otorgar un merecido reconocimiento a aquellas personas que supieron valorar y comprometerse con nuestra región’”, publica el matutino.

“El señor Gil Quinto Malaspina fue uno de los primeros colonos en la localidad de Sierra de la Ventana, y uno de los primeros empresarios más importantes del lugar, debido a que construyó el Hotel Velvedere, e instaló una despensa de ramos generales con el único servidor de nafta y la primera panadería con horno”, agrega.

Por otro lado, y según La Nueva Provincia, Gil Quinto Malaspina cedió a la comuna las tierras en las que “se construyó la sala de primeros auxilios, y en su momento efectuó una gran donación de materiales para la escuela primaria”.

Este reconocimiento a uno de los primeros pobladores de Sierra de la Ventana, a mi criterio, debería ser un ejemplo continuado. Principalmente, por lo significativo de los aportes que han hecho a la historia viva del pueblo. Aportes que, sin dudas, forman parte del camino personal de cada uno de los que somos hijos –por nacimiento o adopción– de la localidad.

Prueba de ello fue recordar que la primera vez que fui a Sierra de la Ventana, de vacaciones y antes de que mi familia decidiera radicarse allí, nuestra vivienda ocasional fue una cabaña llamada Malaspina...

Rememorar que luego, a los 10 años y en compañía de mi gran amigo de la infancia, Emiliano Fernández, tomábamos clases de inglés en el Belvedere (que para mí se escribe con “B” y no como publica el diario bahiense). El mismo lugar que luego dio lugar a uno y mil boliches bailables.

Y que mi hermana menor, María Sol, nació en esa sala de primeros auxilios que se levantó sobre las tierras cedidas por Malaspina. Sala en la que trabajó mi mamá, enfermera de pura cepa. A la vuelta de la escuela primaria en la que pasé la mejor infancia posible.

Estoy seguro que Gil Quinto Malaspina nunca imaginó lo que le deparaba el tiempo...


Las imágenes publicadas en esta entrada son obra de mi mujer,
Carla Serafini.

La nueva oficina de Turismo... (Enviadas por Marina Martínez)


Sierra de la Ventana tiene nueva oficina de turismo. Y su tono rústico viene a reemplazar la tradicional dependencia ubicada en Roca 15, junto a la Delegación Municipal.

Las imágenes publicadas en esta entrada, y que dan cuenta de las nuevas instalaciones, son gentileza de Marina Martínez.

04 noviembre 2007

Paso de las Piedras

Espejo esculpido. Playa azulada de cerros eternos. El lago Paso de las Piedras, ubicado al extremo sur de la Comarca de Sierra de la Ventana, atrae a turistas y pescadores confiado en sus 4.000 hectáreas de superficie y 28 metros de profundidad máxima.

Hijo del río Sauce Grande y el arroyo Divisorio, de llantos de firmamento y vertientes, Paso de las Piedras es refugio natural de truchas y pejerreyes (aunque estos últimos son los que más abundan).

Su extensión alimenta las necesidades líquidas de Bahía Blanca y Punta Alta. Pero para los enamorados del lago, Paso de las Piedras significa mucho más: es un cuerpo potable rodeado de murallas de junco y piedra.

Y un habitante agreste que espía la vejez de las sierras más enanas. El lago murmura desde su inmensidad una historia común de paisajes que son herencia de otro tiempo. Abre los brazos. Aguarda las lluvias. Impone respeto...

Las imágenes publicadas en esta entrada son gentileza del amigo Agustín Moreno.


Girasoles... (Enviada por Agustina Montecino, de Bahía Blanca)

De espaldas al cerro Tres Picos, los girasoles pueblan un campo cercano a Saldungaray. Nótese cómo la altura más importante de la provincia de Buenos Aires suma un cuarto pico... Vista que sólo se obtiene desde la localidad mencionada y Frapal.

La fotografía en cuestión es un gentil aporte de Agustina Montecino, de Bahía Blanca.

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