Los primeros 1.000 (Por Patricio Eleisegui)
Hace muy pocos días hablaba con mi amigo y colega Luis Lozano sobre el vertiginoso ritmo de visitas que había tomado este blog. Y fue imposible no remontarme a aquel 9 de octubre de 2006 en el que comenzó esta historia.
En ese momento, todo fue hacer caso a un deseo que, aunque llegó de repente, llevaba conmigo desde hacía bastante tiempo: devolverle a Sierra de la Ventana un poco de todo lo maravilloso que el pueblo me había dado durante mi infancia y gran parte de la adolescencia.
La mejor forma –considere en esa instancia– era crear un espacio en común para todos aquellos que como yo llevan sobre sus espaldas la marca de haber vivido en un lugar increíble.
Casi sin pensarlo, empecé a contactarme con personas que compartían el mismo deseo latente. Y la respuesta, para mi sorpresa, fue inmediata. Comenzó con mi mujer, mi madre, mis hermanos, los amigos más cercanos: todos coincidieron en que la idea era buena. Y que había que aportar el famoso granito de “roca y madera” para que la intención tomara cuerpo y vida.
Llegaron las primeras fotos. Las anécdotas. El aliento de los que se la tienen jurada al olvido... Los personajes que dan realidad a un espacio que ya es mucho más que un mero homenaje a un paisaje, sin dudas, fantástico.
Se sumaron más amigos. Desconocidos con palabras en un mismo idioma para una historia en común... Creció el caudal de fotos y textos: la propuesta empezó a ser de todos.
Poco a poco, http://sierra-de-la-ventana.blogspot.com/ fue un lugar habitable para los recuerdos, los pensamientos en común y la posibilidad de volver a un sitio jamás abandonado.
Fue un lugar propicio para la nostalgia, pero siempre desde una perspectiva positiva. Ríos de roca y madera adoptó el rostro de lo que había pensado en un principio: un blog que devuelve etapas y sonrisas, pero siempre desde una certeza: la felicidad que muchos vivimos en el presente no es más que una continuidad de todo lo valioso presenciado en el pasado.
Ríos de roca y madera es el testimonio de ese no haberse ido nunca. La evocación de mi amigo Luis al Gordo Troilo en su aporte al blog; ese “dicen que me fui de mi barrio. Pero cuándo, cuándo, si siempre estoy volviendo” fue tan cierto... tan justo.
Tan premonitorio de una evocación que siempre es nueva...
Como ya dije, hoy cumplimos las 1.000 visitas. Y estoy seguro de que este es sólo el comienzo de una apuesta que, libre, llegará adónde la lleven aquellos que, desde hace ya bastante tiempo, confiaron en que esta idea-deseo tiene una preciosa razón de ser.
Y que bien vale la pena confiar en todo esto.
A menos de un año de iniciado este sendero, no puedo más que agradecerles. A ustedes. A los de siempre y a los nuevos. Por hacer tan grande algo que una vez sólo fue una tímida –aunque persistente– ilusión.
Por compartir el mismo camino. Gracias.
Patricio Eleisegui
Y aquí va mi aporte. Una foto del 2006, tomada en Carhué, provincia de Buenos Aires; lugar en el que ahora reside mi madre, una “serrana” de alma. De izquierda a derecha: mi mamá, Marta Eleisegui, mi mujer, Carla Serafini, y yo, Patricio Eleisegui.
1 comentario:
Pero que narisota pelaste en esa foto vos eh!! Bueno pibe, te felicito por los 1000. Cada tanto, aunque no lo creas, me pego una pispeada por este lugar. Tiene algo en verdad bonito, se que es, pero me gusta no decir las cosas. En fin: abrazo grande!!! Siga con las rocas y maderitas...
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