Hotel Provincial, Sierra de la Ventana Febrero 2006 (Por Eugenia Cavallaro)
Las sombras empiezan a aparecer entre los cerros. Noche de verano en la que los grillos parecen coparlo todo…
Refresca a veces en Sierra de la Ventana, la brisa se levanta serena desde el sur, trayendo el hedor de la hierba que descansa. Se despierta el instinto.
El Hotel Provincial se levanta como un barco en plena fiesta. Todas las luces prendidas, el comedor imponente se ve entre los árboles a la vera del camino. Hay calma. Se escuchan las torcazas acurrucarse en sus nidos, y a algunos sapos, conmovidos por los regadores.
Todas las noches son especiales en ese clima, todo misterio serrano parece despendese al caer el sol, donde no hay mas ruido que el del propio silencio.
Hacer amigos y chocar las copas, compartir el vino blanco descorchado en la terraza y llenarse de gozo con solo mirar el monte…Disfrutar de lo sencillo.
Se multiplican las estrellas, pasan satélites, pasan luces.
La energía que emanan las rocas nobles se desprende y fosforece…La energía del momento. Llevar la charla hasta terrenos inesperados, saboreando el fruto de la vid con la lengua, los dientes y el paladar completo… Disfrutar a corazón abierto y ofrendar el alma a los dioses, para agradecer las noches de dulce insomnio.
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